Vender para después arrendar
Diferencias entre lease-back y rent-back
Últimamente, tanto las empresas como los trabajadores por cuenta propia buscamos alternativas a las operaciones de financiación bancaria. Es por ello que, tanto el lease-back como el rent-back son dos opciones a tener muy en cuenta.
Ambas son dos opciones sencillas y prácticas a la hora de obtener financiación empresarial, así como poder obtener alguna desgravación fiscal. Eso sí, hay que destacar que en cualquiera de las dos alternativas tendremos que contar con determinados bienes en propiedad. No debemos olvidar que el lease-back y el rent-back se apoyan en la cesión de la propiedad de bienes a la entidad financiera, que a su vez nos los va a alquilar durante el tiempo estipulado pagando cuotas mensuales.
Si eres autónomo o tienes una empresa, puedes financiar los pagos más usuales de tu negocio con estos métodos.
El lease-back
Si vas a acudir a buscar financiación para conseguir liquidez, el lease-back es una operación menos conocida. Aunque te puede resultar muy útil en determinado momento, siempre y cuando la empresa disponga de bienes patrimoniales, pero no de liquidez en tesorería.
Pero en qué consiste el lease-back. Como su nombre indica es similar al leasing pero al contrario. De esta forma, el propietario y arrendador, pasa a ser el arrendatario una vez que cede la propiedad de los mismos a una entidad financiera de leasing. Así, suscribe un contrato de arrendamiento financiero sobre ese bien.
El vendedor de esa propiedad consigue una fuente de liquidez al mismo tiempo que asegura la recuperación de esa propiedad, a través de este tipo de arrendamiento financiero. Esto es debido a que este tipo de operación, el lease-back, el propietario transfiere su propiedad al arrendatario, en este caso la sociedad de leasing.
Por regla general, estas operaciones se efectúan sobre los bienes inmuebles. Aunque la normativa no dice nada de que se puedan realizar sobre bienes muebles.
El rent-back
En este supuesto, pueden concurrir dos cosas. Por un lado, que se decante por la cesión inmobiliaria, ya que el comprador arrendador va a conseguir un bien a un precio inferior al mercado, además de asegurarse unas cuotas mensuales y el vendedor arrendatario logra una suma importante de liquidez que aportar a tesorería. Hay que acordar previamente que los gastos derivados de la propiedad y el uso del inmueble serán de una u otra parte, en función del pacto al que se llegue.
Por otro lado, está la venta que se realiza al contado, y por norma general por el valor que aparece en los libros contables de bienes, con la con siguiente corrección del balance debido a la transmisión de los activos. De esta forma, también quedan libres del proceso de amortización.
A modo de ejemplo, la empresa, en su día hizo una inversión (material y equipos informáticos, vehículos de empresa, etc.) y al tener dificultades económicas puede ampliar la liquidez de tesorería, con la opción del rent-back.
¿Es lo mismo el lease-back y rent-back?
Una vez visto en que consiste cada una de estas operaciones vamos a resumir en qué difieren la una de la otra. La principal diferencia entre estos dos tipos de contratos consiste en que en uno tenemos la opción de compra y en el otro es solo alquiler.
El leasing back nos va a permitir, mediante ese contrato de alquiler, volver a recuperar nuestros bienes mediante las cuotas mensuales. Es por este motivo que los elementos que se ceden suelen ser los locales comerciales, naves industriales o de oficinas.
Por el contrario, el rent-back va a consistir solo en alquiler, por eso siempre se decantan por elementos como pueden ser equipos informáticos, tecnológicos y vehículos comerciales, los cuales van a tener valor residual bajo o casi a cero.
Fuente: Facturafácil.