Así puedes cambiar tu hipoteca de tipo fijo a tipo variable (y viceversa)
La firma de un tipo de hipoteca no tiene por qué ser inamovible durante toda la vida del crédito. Es posible que te hayas planteado que cuando se constituye un préstamo hipotecario no hay vuelta atrás, pero no es así. Si quieres cambiar de tipología tienes algunas fórmulas a las que atenerte para poder hacerlo.
Las entidades bancarias asumen que el escenario de Euribor negativo se va a prolongar durante los próximos años. Más aún con la crisis del coronavirus alargándose más de lo que podía pensar en un primer momento. De esta manera, los clientes que hayan contratado una hipoteca variable, que se compone de un índice de referencia más un diferencial fijo, reciben esta noticia con los brazos abiertos, mientras que los bancos buscan el método de ensalzar las hipotecas a tipo fijo.
Para aquellos que configuran nuevos créditos hipotecarios, pagar el mismo interés durante el todo el préstamo puede se una opción interesante, ya que se están viendo unas hipotecas fijas con unos tipos cercanos a los que se veían antes en las de interés variables.
Por el contrario, algunos usuarios que contrataron una hipoteca a tipo fijo pueden estar pagando unos intereses demasiado elevados, por lo que les interesaría renegociar las condiciones de su préstamo y cambiarse. De ahí a que surja la cuestión, como no podía ser de otra manera, si hay posibilidad de cambiar un préstamos de tipo fijo a variable y al revés.
La respuesta es que sí. Hay dos métodos para cambiar de hipoteca, más allá del contrato inicial que se haya firmado: por subrogación o por novación. Según Ricardo Gulias, director de RN Tu solución hipotecaria, son fórmulas que hay que tener en cuenta: “Modificar el préstamo hipotecario es posible, aunque siempre es recomendable acudir a un profesional del sector para conocer cuál es la opción que más se ajusta a tus necesidades”.
En cuanto a la subrogación, es una opción para aquellos usuarios que quieran cambiar el tipo de interés de su hipoteca u otras condiciones y estén dispuestos a contratar el crédito con otra entidad financiera. En este supuesto, no es necesario el consentimiento del banco. Previo a cambiar de entidad, resulta fundamental establecer una comparación de los distintos productos para que las condiciones sean las mejores posibles.
El banco que selecciones, si se ajusta a los requerimientos, si cumple los requisitos, te presentará una oferta vinculante con las condiciones nuevas. La entidad financiera con la que firmaste inicialmente la hipoteca tiene un plazo de quince días para presentarte una contraoferta, aunque el cliente tiene la posibilidad de rechazarla sin no cumple con la expectativas que tiene.
Por su parte, la novación permite cambiar las condiciones del préstamo hipotecario y mantener el compromiso con el mismo banco. La novación ofrece la posibilidad de modificar el tipo de interés, la cantidad del crédito o el periodo de amortización, entre otras opciones.
Sin embargo, se debe tener en consideración que la entidad tiene que dar el visto bueno a la solicitud de novación para que el cambio se ejecute. Esta es la posibilidad para los clientes que desean cambiar el tipo de interés y seguir adelante con la hipoteca en su entidad.
¿Y cuesta mucho hacer este tipo de cambios? La realidad es que modificar una hipoteca de tipo fijo a variable, y al revés, no se hace gratuitamente. Algunos bancos incluyen comisiones por la subrogación o novación, además de otros gastos administrativos. Asimismo, en función de la cantidad de crédito que te reste por abonar, el banco tiene la opción de aplicarte una comisión de apertura. Tanto en la novación como en la subrogación, la comisión más elevada que permite la ley hipotecaria es del 0,15% durante los tres primeros años.
Fuente: Héctor Chamizo Twitter: @hectorchamizo
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